Buenas tardes -dice la señora Beatriz al cruzar el umbral del salón de belleza-. Quisiera hacerme algo en el pelo –y se palpa la cabeza tres veces-. Quiero sorprender a mi marido -y mira a una chica rubia que le sonríe y le señala que tome asiento. ¿Deseaba algo en particular, señora? -le pregunta la rubia, con una voz suave y chillona. No sé –responde la señora Beatriz y la rubia insiste: ¿Celebrarán una ocasión especial? -mientras mira el pelo de la señora como si fuese un problemario de matemáticas. Sí –exclama-, celebraremos que acaba de salir del manicomio.