A veces caminas por la calle y te cruzas con Mariana, a veces la ves y a veces ella también te ve. Te saluda y dice cómo estás, cómo te va, qué has hecho, todo bien, chévere, me alegro. Y como siempre, sonríe. A veces pasa que no te ve o finje que nunca la has conocido. Como si no supieras reconocer sus múltiples formas.